AFULIC funciona desde hace 11 años gracias al accionar de sus voluntarios que día a día destinan tiempo a la causa en la que creen: la cura contra el cáncer. Sin ellos no sería posible cumplir metas y, mucho menos, pensar en el futuro de la institución.
Ser voluntario es servir a una causa por propia decisión y ad honorem. Medio ambiente, salud, pobreza, son temáticas que suelen reunir a grupos de trabajo formados por personas que aportan sus conocimientos, experiencias y capacidades sin cobrar por ello. Por ende, el voluntariado tiene tres características distintivas: es una tarea no obligatoria realizada en un contexto de libertad y por propia decisión; se realiza por una motivación que no es económica; el beneficiario no es el trabajador.
Los motivos para ingresar a colaborar voluntariamente en una organización pueden ser diversos. Muchas veces sucede porque se dispone de tiempo y se desea destinarlo a algo productivo. En otras oportunidades, el voluntario ya tiene definida la temática en la que quiere colaborar o directamente la institución en la que desea ingresar a trabajar. Pero también puede suceder que alguna situación o momento de la vida haga que la persona reflexione, cambie el modo de mirar las cosas y decida emprender la formación de una organización o colaborar con alguna ya organizada. La invitación de un amigo, un mail, una enfermedad, etc. pueden ser el puntapié inicial. Lo importante es que una realidad que hasta el momento era ajena, comienza a ser parte de su vida y se le comienza a destinar horas, trabajo y responsabilidades.
Pero más allá del motivo que golpea la puerta del interés por el voluntariado, lo cierto es que se trata de personas que han sido protagonistas de una revolución interior que los llevó a pensar “más allá”.
Sin hacer referencia a cada caso particular, lo que caracteriza a quienes deciden trabajar voluntariamente es el hecho de involucrarse para tratar de cambiar una realidad que no los convence. En el caso de AFULIC, esa realidad nefasta es el cáncer. La impotencia, la ira y el dolor ante cada caso de personas afectadas, contradictoriamente, dan fuerzas a los voluntario para creer en que existe una cura y en que está cada vez más cerca.
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Para ser voluntario de AFULIC se puede ingresar como miembro activo o como colaborador. Si se dispone de más tiempo, se puede asistir a las reuniones periódicas con los diferentes equipos de trabajo y y aportar ideas, capacidades, conocimientos o la fuerza que necesitamos para “tirar todos para un mismo lado”. En cambio, si no se cuenta con una agenda relajada, se puede colaborar en proyectos aislados. Así, un fotógrafo puede ofrecerse para sacar fotos en un evento, un diseñador puede hacer los afiches para una campaña, etc.
Las formas son muchas, si querés ser voluntario, seguro encontrarás una. Los minutos que a vos te sobran, para una organización como AFULIC representan la clave para seguir adelante y cumplir objetivos.
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